07 + Octubre: ¡veintena!

¡Querida veintena! Fui a cumplirla donde menos esperaba hace un tiempo… quién me diría a mi que cambiaría de cifra en otra situación, en otra ciudad, en otro país… No iba a celebrar nada, estaba muy cansado ese día y lo único que me apetecía era llegar a casa, ducharme y dormir. Sólo dormir para recuperarme del caótico dia, bueno, más bien dicho semana, que llevaba.

Acabé a las cinco de la tarde de una bastante aburrida clase de Academic Writing (de la cual nos enviaron un horroroso trabajo, por cierto) y quedé con Judith después para vernos. Llego al Campus Coffee y qué me encuentro… ¡un regalo! Me parece increíble que una persona a la que conozco menos de un mes se haya gastado su dinero en un regalo. Por insignificante que fuese, pensé en ese momento, me haría muy feliz. Esas son las grandes cosas de un Erasmus, y más cuando estás fuera de casa, con un vacío tremento en un día tan especial. GRACIAS JUDITH. Abrí la bolsa y a parte de una postal muy bonita, habia… ¡NUESTRO QUERIDO BOB ESPONJA! Dios de Newcastle y guía espiritual del grupo mega-cool. Muchos de vosotros pensareis «pues vaya tontería», pero os juro que me alegró mucho el día y que es una de las cosas más valiosas que me llevo: no sólo por el peluche, si no por lo que él comporta. Y por la que se dejó el dinero.

Después de nuestro café con galletita, fuimos al Co-Operative para comprarme la cena. Alejandra también necesitaba cosas así que fuimos todos juntos. Me disponía a ir a casa después de comprar cuando de repente, Alejandra necesitaba pararse en su casa. «Pues vale«, pensé. Pero la espera se hacía demasiada larga. Ale se contradecía: tenía que subir un archivo a internet para enviarlo a sus compañeros pero en cambio se traía el ordenador al comedor donde no tenía conexión a Internet. «Raro«, pensé. Noté que tardábamos demasiado cuando le pregunto a Judith:

R: ¿No me estareis raptando aquí, para montarme una fiesta en casa, no?

J: ¿Qué? No… si tu ya dijiste que no querías fiesta…

Lo dijo tan creíble que me lo tragué. A los cinco minutos, bajamos de casa y nos íbamos para casa. Para extrañarme mas todavía, nos íbamos por el camino que yo considero largo. «Más raro todavía«, volví a pensar. Ya, para colmo, la «tia» de Judith le llamaba cada dos por tres al móvil inglés, cosa que encontré más extraña todavía. «Pero si tiene el movil español aquí mismo, ¿porqué demonios le llama al inglés?» Seguimos subiendo y fuimos a buscar a la «triste» Corinna a su piso. De repente, bajan Eleni (la chica griega), Corinna y Ariane (dos chicas alemanas) con un paquetón. Ahí es cuando ya me encontré con el ataque de miocardio al lado mío. Una bolsa de cuero de Billabong y una bufanda preciosa!

Aquello me alegro más el día: seis personas que conocia de hace poco se gastaron dinero en mí. Quizá lo encontreis una tontería, pero me llenó y me llega mucho conocer a gente así, gracias a todos: Ale, Judith, Dani, Corinna, Eleni y Ariane.

En esto que, después de la grata sorpresa, subo para casa. Todo oscuro. «Bueno, Marcos estará con éstos por ahí, como les he dicho que no iba a hacer nada…» Pero cuando abro la puerta y veo que el sofá está delante de la puerta de la habitación pensé en lo «peor». Sigo abriendo y veo la mesa con patatas fritas y sandwiches. Entro y… imaginaos el resto. Sorpresa. Al primer momento pense que los mataba, pero bueno, me gustó mucho la sorpresa y ver a un montón de gente allí. La fiesta en csa estuvo bastante bien, y agradezco a todo el mundo el esfuerzo y las ganas por la fiesta.

Esta fue mi fiesta, nunca pensé en esto: 20 años, Inglaterra, gente fantástica… No creo que tenga otra oportunidad como esta, así que muchas gracias. Os dejo las fotos que hicimos por aquí.

¡El lunes nueva entrada, con fotos de Edimburgo! ¡CUlater!